El Pleno municipal concede el II Galardón Nardo de Oro Manolita la Ermitaña

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El Pleno municipal concede el II Galardón Nardo de Oro Manolita la Ermitaña

03/05/2023

-El Galardón Nardo de Oro Manolita la Ermitaña, que reconoce públicamente a un vecino/a de El Aral, se entregará este año a su vecina más longeva, a Doña Dolores Pérez Ballet

-Como se acordó el año pasado, la Tenencia de Alcaldía de El Aral ha acogido en la mañana de hoy el plenario más próximo a la celebración de la Romería en honor a la Purísima

Tal y como propusiera el Equipo de Gobierno el año pasado, tras la inauguración en febrero del año 2022 del nuevo edificio que acoge la Tenencia de Alcaldía en El Aral, se ha celebrado esta misma mañana en esa barriada el pleno más próximo a la Romería en Honor a la Purísima Concepción de María Coronada y, por otro, se ha propuesto que Doña Dolores Pérez Ballet reciba la insignia Nardo de Oro “Manolita la Ermitaña” como reconocimiento público a un vecino/a de El Aral, en su segunda edición.

Este reconocimiento se hará público el próximo jueves 1 de junio, día que se inaugurá la Romería en el Barrio de El Aral.

II Nardo de Oro “Manolita la Ermitaña”

La propuesta, llevada a Pleno por el grupo socialista, recogía que “Aunque Dolores nació en Aznalcázar, llegó al barrio de El Aral con sólo tres meses de vida, hospedándose con su familia en la Ermita, ya que por aquel entonces eran ermitaños. Allí se crió, pasó su niñez y adolescencia hasta que se casó con Don Manuel Bazán Díaz, formado su familia en el domicilio que vive actualmente, en la calle Virgen de La Angustias n.º 12.

Su matrimonio dio como fruto cinco hijos, de los que cuatro viven en la actualidad, siendo abuela de 18 nietos, bisabuela de 20 bisnietos y tatarabuela de 3 tataranietos.

Su vida no fue nada fácil, le tocó luchar desde siempre para sacar a su familia adelante, trabajando en casas, en el campo, en una tienda de comestible en el barrio y en un bar, pero fue cuando se quedó viuda en el año 1971, con tan sólo 44 años, cuando tuvo que armarse de valor, y fue a partir de ahí cuando comenzó a regentar el famoso kiosco que había en la acera de la Ermita, “el kiosco de la Dolores”, donde pasaba los días recibiendo con agrado a todos los más pequeños.

Es fácil ver a Dolores cualquier tarde sentada en la puerta de su casa saludando y hablando con todo el que por allí se acerca, manteniendo la simpatía y alegría que siempre la caracterizó detrás del mostrador de su kiosco, así es como la recuerdan los más jóvenes que hasta alli se acercaban.

Dolores recuerda siempre disfrutar y vivir la Romería junto a su gente y familia, llegando a vestir el traje de flamenca. Es hermana de la Hermandad de su Virgen, y cuando habla de la Purísima se le iluminan los ojos, para ella la Virgen de El Aral es lo mejor del Cielo. Tiene su casa llena de estampas de la Virgen, y todavía siente pena cuando la Virgen regresa al pueblo, la despide en su puerta y la recibe en la esquina de su casa el día de la Romería como la que espera lo más grande del mundo, lo que es la Virgen para ella.

Allí, en un barrio humilde y rodeada de casas antiguas, pasa los días Dolores, allí es feliz y así se le ve, rodeada de los suyos y cerquita de su Ermita. Cuando se le ve, es fácil recordar los antaños tiempos de aquel barrio, es fácil trasladarte a unos años que te llevan al pasado y que siguen siendo presente. La gente es lo que hace un barrio, y Dolores recuerda la esencia del barrio del Aral como lo que es, un barrio humilde de buenas personas".